¿Suelen convencerte para hacer
algo de lo que luego te arrepientes?, ¿Eres incapaz de negarte a prestar algo
que tú necesitas?, ¿Sueles sentirte
presionado por los demás? ¿Haces cosas en contra de tus deseos por miedo a
defraudar a alguien? ¿Accedes siempre a todas las demandas o favores que te
piden?, ¿Acostumbras a decir "SI", cuando en realidad quieres decir "NO"?... si la respuesta mayoritaria es SI ... ¿cómo
te sientes?
La razón por la que una persona
es incapaz de decir "NO", ante esas circunstancias u otras similares,
es simplemente el miedo, miedo al rechazo, a la desaprobación, miedo a provocar
un conflicto o una situación desagradable, miedo a defraudar a un amigo, miedo
a herir los sentimientos de los demás, miedo a equivocarse, miedo a sentirse
culpable.
No saber decir "NO"
cuando algo nos disgusta o nos desagrada, lleva a sentirnos mal con nosotros
mismos, a desaprobar y reprochar nuestra actitud, no saber decir "NO"
nos hace sentirnos manejados, manipulados, por lo que tendemos a culpar a los
demás por ello.
El primer paso para aprender a
decir No es conocerse, saber qué es lo que nos gusta, lo que nos disgusta, lo
que deseamos, lo que necesitamos para sentirnos bien, y en función de ello
tomar decisiones. Solo el que se conoce a sí mismo, ejerce el derecho a decidir
por sí mismo de acuerdo a sus necesidades y principios, vetando férreamente el paso
a la manipulación y la imposición de criterios ajenos o modas arbitrarias.
Conocerse a sí mismo lleva a
decir SI a lo que uno quiere y desea, y NO a lo que le disgusta o desagrada.
Conocerse a sí mismo permite decidir lo que se quiere y por qué. Conocerse a sí
mismo permite explicar las razones que nos llevan a tomar una decisión, el
deseo que nos guía y los sentimientos que nos produce.
Uno de los derechos asertivos
dice "Tengo derecho a decir NO
sin sentimiento de culpa" al cual podemos añadir: "Tengo la responsabilidad de ejercer ese derecho
sin vulnerar los derechos de los demás"
Lo lograremos si ante todo
sabemos dar un "NO" con elegancia. Es fundamental que la amabilidad,
la educación estén presentes en la razón
que esgrimimos para rechazar lo que nos piden, dejando claro que rechazamos la
petición, no a la persona que lo solicita, dando una única explicación, ya que
varias explicaciones dan lugar a una disculpa y no hay por qué; y siempre utilizando
un tono de voz tranquilo y relajado.
Una vez conseguido solo cabe sentirse
satisfecho por haber conseguido expresar lo que se desea.
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