HABILIDADES SOCIALES EN LA INFANCIA

 La compleja naturaleza de las habilidades sociales ha dado lugar a numerosas definiciones. 

  Unos autores definen la habilidad social como la “capacidad de comportarse de una forma que es recompensante, y de no comportarse de forma que uno sea castigado o ignorado por los demás”

  Otros definen la habilidad social como “la capacidad para interactuar con los demás en un contexto social dado, de un modo determinado, que es aceptado o valorado socialmente y, al mismo tiempo, personalmente beneficioso, o mutuamente beneficioso”.

   Pero en general, podemos decir que el término “habilidades sociales” se fija como un repertorio de comportamiento verbales y no verbales a través de los cuales los niños influyen en las respuestas de otros individuos (padres, hermanos compañeros, etc.) en el contexto interpersonal.

   Ese repertorio de comportamientos actúa como un mecanismo a través del cual los niños inciden en su medio ambiente, obteniendo, suprimiendo o evitando consecuencias deseadas y no deseadas en la esfera social.

   Por tanto el comportamiento interpersonal de un niño juega un papel vital en la adquisición de reforzamiento, tanto social como cultural. Los niños que carecen de habilidades sociales suelen experimentar aislamiento social, rechazo, y, en definitiva, frustración, retraimiento y menos felicidad.

   Una buena interacción social es esencial para conseguir la aceptación de los compañeros, no obstante, las habilidades sociales no sólo son importantes respecto a las relaciones con los compañeros, sino que también permiten que el niño asimile los papeles y normas sociales, ya que las interacciones sociales proporcionan al niño la oportunidad de aprender y efectuar destrezas y competencias que pueden influir de forma crítica en su posterior adaptación social.

   El déficit en habilidades sociales, en los niños, se ha relacionado con baja autoestima, bajo rendimiento escolar y dificultades de adaptación.

   Las habilidades sociales se adquieren, principalmente, a través del aprendizaje ya sea por observación, imitación, ensayo o información. Los déficits de conducta social pueden ser especificados y objetivados, lo que permite intervenir para subsanar los déficits encontrados, y mejorar la situación presente.

  Un programa de instrucción en habilidades sociales tiene por objeto subsanar las deficiencias existentes y prevenir futuras disfunciones sociales y emocionales.