El equilibrio psicológico entraña la capacidad de mantener cierta estabilidad en todo lo concerniente al humor, las emociones y los sentimientos, supone asimismo saber reaccionar con moderación ante acontecimientos externos y mantener un firme autocontrol sobre los impulsos e instintos.
Algunos trastornos psicológicos y algunos tipos de personalidad merman la capacidad de mantener esa estabilidad emocional y el control de impulsos, produciendo, en consecuencia, una alteración del equilibrio psicológico.
Un ejemplo explícito lo encontramos en aquellas personas que tienen una afectividad frágil e inestable, que reaccionan de forma exagerada ante cualquier circunstancia, personas con una excesiva sensibilidad, lo que les supone que cualquier cosa es capaz de derrumbarlas, sumergiéndolas en el desánimo, la desesperanza, la tristeza y el pesimismo o que, por el contrario, estallan en una alegría exagerada por motivos insignificantes, es lo que se denomina labilidad emocional.
Cuando estas oscilaciones emocionales son muy marcadas, produciéndose fases de contenido opuesto, es decir, fase depresiva seguida de fase eufórica y viceversa, podemos encontrarnos con un trastorno bipolar.
En lo concerniente al control de impulsos, el desequilibrio psicológico lo encontramos en aquellas personas que reaccionan de forma brusca, incluso agresiva, y desproporcionada ante situaciones banales e intranscendentales, suelen ser personas impulsivas e irritables con una acusada falta de autocontrol, es el patrón de conducta característico de una personalidad explosiva e impulsiva.
En el polo opuesto encontramos personas que impresionan por su aparente dominio emocional, tras el cual se esconde una indiferencia y frialdad exagerada ante acontecimientos que suelen conmover y afectar a los demás, viven los acontecimientos de modo impertérrito, como si no fuera con ellos. suelen ser personas sin compasión, empatía, escrúpulos, conciencia ética, etc.
El desequilibrio psicológico es característico igualmente en personalidades abúlicas, se trata de personas exageradamente influenciables por los demás, suelen ser personas inconstantes y cambiantes, carentes de criterio y seguidores de aquellos que defienden conductas cuyos resultados se logran a corto plazo y exigen un mínimo esfuerzo.
Igualmente favorece la inestabilidad emocional una personalidad insegura, los individuos con esta personalidad se mueven constantemente entre dudas, zozobras y vacilaciones que les impide o dificulta tomar una decisión, convirtiendo la más nimia cuestión en una fuente de inagotable angustia.
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