AÑORANZAS

   Añoro la educación que se impartía en España en los años 60, 70 e incluso los 80.

   Los maestros o profesores eran personas que gozaban de cierto prestigio, tenían autoridad, eran respetados por su dedicación y desvelo para con los alumnos. Ejercían su profesión con vocación y responsabilidad, conscientes del compromiso moral, que tanto ayer como hoy, supone educar, instruir y disciplinar a los niños que serán los hombres del mañana. Su cometido pedagógico no sólo consistía en transmitir conocimientos, sino que contagiaban el gusto por el saber, suscitaban la curiosidad por lo desconocido, el afán de superación, la satisfacción por el trabajo bien hecho, reconocían y te hacían reconocer la valía del esfuerzo, promovían la educación como medio de lograr la plenitud personal y oportunidad única para abrirse camino en la vida, siendo un miembro digno y valioso para la sociedad.

   Los profesores, en general, transmitían, además de ilustrar con su ejemplo, normas básicas de educación, urbanidad y cortesía hacia las otras personas, inculcaban valores como el respeto, la amabilidad, la responsabilidad, el compañerismo, la discreción, promovían la elegancia en el trato, las buenas maneras, el saber estar.

   Los profesores valoraban el progreso del alumno mediante el boletín de notas, éstas eran la recompensa al esfuerzo y la motivación para la superación.

   Fruto de esas educación los niños que por aquellos años estaban en el colegio, son los hombres maduros de hoy día, en general, personas con un bagaje cultural bastante aceptable, formadas y educadas, agentes activos del progreso habido en España en los últimos treinta años.

   ¿Cómo hemos llegado al sistema educativo de hoy día?

   En los años 80, lamentablemente, todo cambió, los "progres" acapararon la educación, politizándola, poniendo en marcha una serie de leyes, que desde la primera, la LODE (1985), pasando por la LOGSE (1990), hasta la última, la LOE (2006), han constituido un amalgama de despropósitos, pergeñando un proyecto educativo abyecto, infame y miserable, contando con el beneplácito de la mayoría de los profesores, que ha ido degradando el sistema educativo de España, situándole a la cola de los países de nuestro entorno. Privando así, a las nuevas generaciones de una formación integral, hurtándoles el derecho a una educación que desarrolle y potencie sus capacidades intelectuales, abocándoles a la ignorancia y a la esclavitud derivada de ella.

   La figura del profesor, entonces respetada, hoy es denostada, la moda más "progre" se impone, estableciéndose, paulatinamente, una relación de "colega" entre profesor y alumnos, que lleva al desprestigio y la desconsideración del profesor por parte de los alumnos; la apatía, la indolencia sustituyen a la curiosidad y la satisfacción personal; la disciplina, el sentido del deber, el esfuerzo quedan sustituidos por el "dejar hacer", el "todo vale" y el "que más da".

   Los valores, las normas elementales de educación, las buenas maneras han sido expulsados del aula, campando a sus anchas la ordinariez, la grosería y la vulgaridad.

   El miserable paternalismo ejercido en la escuela, priva a los alumnos de su merecida recompensa, sus notas, que son sustituidas por PA o NM, menos traumáticos que un suspenso.

   Con estos mimbres ... ¿qué futuro se atisba? ...

   Ante tan nefasta realidad no cabe más que la añoranza y no está de más recurrir a la conocida cita aristotélica: "Todos los que han meditado sobre el arte de gobernar a los hombres se han convencido de que el destino de los imperios depende de la educación de sus jóvenes".

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