Educar es hacer personas libres e
independientes.
"A menudo los educadores y padres tienen miedo a la libertad de
sus hijos porque creen que la libertad, tanto para los niños como para ellos
mismos, produce desorden. Sin embargo, para los niños la libertad supone la
posibilidad de construir su orden" Roger COUISINET
Los padres suelen proyectar sus
miedos, dudas e inseguridades en la educación de los hijos, adoptando estilos
educativos, determinados por criterios ajustados al modo particular de entender
el mundo, tras los que se esconden recelos, incertidumbres y complejos.
Así, estilos educativos como el
autoritario, obcecado en una obediencia ciega a normas rígidas y arbitrarias, o
el estilo educativo permisivo caracterizado por un dejar hacer, sin límite
alguno, o el estilo sobreprotector que no respeta los niños al hurtarle su
derecho a ser independientes, condenándolos a ser personas dominadas y sumisas,
son estilos educativos erróneos, al usar procedimientos que infantilizan e
impiden crecer al niño hacia una adultez sana y equilibrada.
Los padres que creen en la libertad y la aman, la desean
para sus hijos, y actúan en consecuencia, adoptando un estilo educativo caracterizado
por una alta implicación en la tarea educativa, control equilibrado según la
edad, y altas dosis de afecto.
Educar en libertad requiere padres conscientes
de que han de ejercer su autoridad con firmeza y afecto, sabedores de que sus
hijos necesitan unas normas claras y sencillas que guíen su conducta, normas
comprensibles para que los niños sepan lo que han de hacer y lo que deben
evitar, así como las consecuencias derivadas de su conducta. Autoridad y normas
proporcionan a los niños seguridad y confianza, elementos imprescindibles para poder
regirse de manera autónoma, aprender a tomar decisiones y ser capaces de encontrar
por sí mismos lo que es mejor, y realizarlo de modo independiente.
Educar en libertad precisa padres
que utilicen profusamente el refuerzo verbal ante las conductas adecuadas y los
logros conseguidos, que animen a sus hijos a tomar sus propias decisiones,
estimulando la autonomía e independencia, padres que usen el diálogo y la
negociación ante los conflictos, y que empujan a sus hijos a asumir el control
de sí mismos.
Los niños educados en la libertad
poseerán un buen nivel de autoestima, serán
respetuosos con la ley, adquirirán sentido de la responsabilidad, capacidad
para tomar decisiones por sí mismos de manera independiente, capacidad para
adaptarse a nuevas situaciones y enfrentarse a dificultades, adquirirán una alta
tolerancia a la frustración, capacidad para entablar relaciones sociales firmes
y duraderas y capacidad para albergar afectos profundos que les lleven a
aceptar compromisos en un futuro proyecto de vida en común.
Educados en la libertad los niños lograrán ser adultos libres e independientes.
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