Libertad, concepto abstracto, romántico y utópico, definido como la facultad de tomar decisiones y actuar según la propia voluntad, en ausencia de presiones internas o externas que determinen la elección.
La libertad es inherente al hombre, el hombre es libre desde lo más profundo de su ser, la sublime aspiración de ser y sentirse libre es un derecho y un ideal al cual, el hombre, no puede ni debe renunciar, ahora bien, la libertad no es regalada, sino un bien a conseguir, que debe ser conquistada día a día a través de las decisiones y acciones llevadas a cabo.
Pero ante ese noble empeño el hombre ha de ser consciente de que la libertad es relativa, el hombre se encuentra limitado por su propia naturaleza; la libertad plena, sin limitación, es una utopía, no existe, la libertad está sujeta a la libertad de los demás. No obstante, el hombre es plenamente libre para asumir esa limitación, interiorizarla e integrarla en su proyecto vital, de camino hacia su libertad.
El camino hacia la libertad es arduo y complicado, requiere capacidad de autogobierno, es decir, capacidad de gobernarse a sí mismo, haciendo lo que se desea hacer, a pesar de que tal decisión conlleve renuncias y privaciones o precise de un gran esfuerzo; asimismo requiere capacidad de autocontrol, capacidad para controlar los impulsos, instintos y apetencias.
Una herramienta indispensable del hombre libre, en ese difícil camino hacia la libertad, es la voluntad. Con voluntad el hombre puede emprender notables cometidos y alcanzar altas cotas de libertad; la ausencia de voluntad, por el contrario, conlleva servilismo y degradación, bien por la incapacidad de realizar el esfuerzo requerido en la acción a realizar, o bien por una dependencia excesiva a necesidades y apetencias a las que no es capaz de renunciar.
Desde el punto de vista de la Psicología la conquista de la libertad puede verse afectada ante la presencia de un trastorno psicológico. Algunos autores definen la enfermedad mental como una pérdida de libertad.
Así trastornos relacionados con la dependencia a ciertas sustancias (drogas, alcohol, etc) suponen una merma de la libertad por la adicción o sumisión a esas sustancias; en los trastornos del estado de ánimo (depresión, ansiedad, fobias) la libertad se ve constreñida por la incapacidad para iniciar o desarrollar actividades, escasa fuerza del yo, enlentecimiento mental, problemas de concentración y memoria, etc.; en los trastornos psicóticos la pérdida de libertad es aún más severa y dramática al producirse una desconexión con la realidad externa.
A modo de corolario, concluir que la libertad individual es libre determinación, soberanía individual o autonomía, lograda al decidir y actuar por voluntad propia, de acuerdo a valores universales de justicia y respeto, en ausencia de presiones internas o externas.
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