VALORES (2)

  Los niños necesitan un código de valores que canalice sus vidas, afiance sus opiniones, dé un sentido a su vida y logren encontrarse a gusto consigo mismo.

  Pero ¿qué son los valores? ¿quién transmite esos valores? ¿qué finalidad tienen?
  
  Los valores son un código ético interiorizado, unas creencias, convicciones, opiniones que establecen quienes somos, configuran nuestra conducta e influyen en nuestro modo de vivir, en definitiva son la base sobre la cual se edifica todo nuestro ser.

  Ese código ético deviene de la religión, el uso, la costumbre y la ley de una sociedad específica, y se transmiten a través de todas las estructuras sociales, familia, escuela, educadores, amigos, medios de comunicación, equipos deportivos, asociaciones, etc.

  Los valores se transmiten mediante el ejemplo y la instrucción directa, y el ámbito básico para esa transmisión es la familia. Los padres se convierten en guías que van trazando el camino a seguir, mediante indicaciones y correcciones van inculcando aquellos valores que ellos consideran esenciales, sobre los cuales los niños basan su conducta, y ésta les procura satisfacción y bienestar, a la vez que les facilita la convivencia y la integración social.

  Los padres pueden ayudarse para este cometido con una valiosa aliada, la literatura infantil, cuentos y fábulas narran historias y aventuras imaginarias y sencillas que alimentan el mundo de ilusión y fantasía de los niños a la vez que son un medio excelente para que los niños asimilen e interioricen conceptos abstractos, actitudes, conductas y consecuencias de las mismas, que sumarán a sus vivencias enriqueciendo su conocimiento.

  No obstante hay que recordar que un código de valores no puede imponerse, son los niños los que van configurándolo paulatinamente a través de la educación que reciben y de sus experiencias personales, hasta conformar una identidad individual, única, con criterio y convicciones propias, por ello el objetivo de los padres será lograr el mayor grado de autonomía en los niños, motivándoles a ser independientes y elegir su propia opción, dándoles la oportunidad de que ellos mismos valoren la consecuencia de sus conductas y seleccionen aquellos valores que les aportan mayor satisfacción y compensación a su conducta.
  De este modo llegarán a ser jóvenes responsables con capacidad para responder de sus actos, que merecerán confianza porque se regirán por normas autónomas bien enraizadas, no por caprichos; su conducta será generosa y altruista, no egocéntrica, decantada por un trato de consideración a los demás, basada en el respeto mutuo y la tolerancia, jóvenes que responderán ante sí mismos, ante su conciencia como criterio de su adecuada o inadecuada conducta.

  Con estas premisas habremos logrado el propósito o finalidad de un código de valores, que no es otro que crear personas íntegras, responsables, respetuosas de la ley, independientes, con un estilo propio, y lo más importante capaces de aportar algo a la sociedad.
  


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