ESPACIO DE REFLEXION

   En los anteriores artículos veíamos distintas situaciones susceptibles de generar ansiedad, quedaba claro que la situación en sí no tiene capacidad de provocar ansiedad, necesita el concurso imprescindible de la interpretación que la persona hace de ella.

  Esa interpretación surge, tamizada por una serie de ideas, prejuicios, convencionalismos, actitudes, etc. intrínsecos a la persona. Por ello ante una misma situación las personas reaccionan de modo diferente y experimentan, por tanto, sentimientos distintos.

   Ante esta evidencia lo fundamental es analizar el discurso interior que cada persona mantiene consigo misma, frente a lo que ocurre a su alrededor.

   De ese análisis y posterior reflexión se pueden hallar claves explicativas de por qué aparece el malestar y la ansiedad, poniendo de manifiesto los errores de interpretación y a partir de ello aplicar pautas de corrección a esos errores.

  Veamos algunos actitudes que pueden transformar una realidad inocua en nociva para nuestro bienestar psicológico:

  Algunas personas tienen una actitud negativa, a través del filtro de la negatividad interpretan todo lo que ocurre a su alrededor de modo alarmante y preocupado, en cualquier cosa ven peligro, desgracia, dificultad, conflicto... esta forma de interpretar las situaciones más inofensivas como amenazantes, lleva a respuestas de zozobra, tensión, intranquilidad, preocupación, agitación, etc. todas ellas reacciones de alerta ante una situación imaginaria adornada de tintes negativos.

  Pautas: Cambia el discurso interior, intenta suavizar las situaciones, siempre existe un término medio, no aventures desgracias o peligros, no temas las dificultades, confía en tu capacidad para enfrentarte a la situación, tienes evidencias de que a lo largo de tu vida has salido airoso de otros trances similares.

  Otras personas, dirigen la negatividad contra ellas mismas, su autoconcepto está plagado de juicios y críticas negativas, estas personas no encuentran en ellas ninguna cualidad positiva, pero sí muchos defectos, se autocritican de modo despiadado, destruyendo su autoestima y su valía personal. A través de este filtro, la interpretación de la realidad no puede ser más que angustiosa y abrumadora, dado los recursos que la persona negativa se asigna a si misma,  para enfrentarse a la realidad y que no son otros que desaprobación, menosprecio y rechazo de sí mismo.

  Pautas: Aprende a ser indulgente contigo mismo, destaca tus cualidades positivas y acepta tus defectos, se tolerante con ellos e intenta corregirlos, haz que el afán de superación sea un reto en tu vida.

  Otras personas se sitúan en el extremo opuesto, son perfeccionistas,no se permiten el menor error, el mejor de los trabajos queda eclipsado por un error nimio, estas personas suelen asumir responsabilidades que no les corresponden con el afán de encontrar la aprobación y reconocimiento de los demás. Su autoestima y valía personal se asienta sobre características externas, éxito social, metas logradas, bienes materiales, y sobre todo la aceptación y aprobación de los otros. La interpretación de la realidad desde este prisma estará forjada en función de lo que supuestamente aprueben los demás, es una forma de dejar la felicidad y el bienestar en manos ajenas, despojándose de la libertad de gestionar los propios sentimientos y emociones.

  Pautas: Asume que la perfección no existe, acepta tus fallos, son fuente de aprendizaje. En cualquier tarea o empresa disfruta del proceso en vez de obsesionarte por el resultado. Arriésgate, toma tus propias decisiones, tu mejor que nadie sabes lo que te conviene, si te equivocas no podrás culpar a nadie, pero no te asustes todos nos equivocamos, no serás el único. No dejes en manos de otros tu felicidad y bienestar intentando ser aceptado a cualquier precio, no puedes agradar a todo el mundo. Hay personas a tu lado que te quieren y aceptan por lo que eres, no por lo que logras.


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